EN BUSCA DE LA COMPETITIVIDAD: CAMINO AL BICENTENARIO

En Perú, cerca del 72% de sus trabajadores son informales y producen casi el 20% del producto bruto interno (PBI). Por tanto, los trabajadores formales (28%) contribuyen con cerca del 80% del PBI. Estos datos mostrados por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2017), muestran la gran diferencia entre la productividad de la población económicamente activa del sector formal y la del sector informal.

¿Y por qué tanta diferencia entre lo que produce el sector formal y el informal? Según la economía, ello se debe a la productividad de cada sector. ¿Y qué es la productividad? Para muchos el término productividad comienza en el siglo XVIII cuando el economista Adam Smith se pregunta ¿de dónde sale la riqueza de una nación? Y una de sus respuestas dice que la productividad aumenta en la medida que se incrementa la división del trabajo. Luego, a fines del siglo XIX el ingeniero estadounidense Frederick Taylor se enfoca en la gestión del trabajo y los trabajadores, haciendo un análisis del trabajo y de la planificación de la producción con el objetivo de tener mejores resultados y aumentar la productividad.

El concepto de productividad va a evolucionar y se va a entender como la manera de conseguir objetivos en el menor tiempo posible con los recursos previamente planificados para conseguirlos; por tanto está asociado a la eficiencia. Por ende, si la productividad es importante en una empresa también lo es, con mucha mayor razón, para un país; puesto que la productividad es clave para el crecimiento.

¿Y cuáles serán esos recursos que se necesitan para lograr la productividad? Según Norman Loayza (2016), investigador del Banco Mundial, existen cuatro componentes principales que favorecen la productividad: la innovación, la educación, la eficiencia y la infraestructura física e institucional.

El grupo de banca de inversión Goldman Sachs, conocido por haber acuñado el término BRIC para designar a las economías emergentes (Brasil, Rusia, India y China) que dominarían la economía mundial al año 2050, proponía cuatro condiciones fundamentales para lograr el crecimiento: la estabilidad macroeconómica, la institucionalidad, la apertura de mercados y la educación.

¿Y cómo se encuentra el Perú en estos componentes para saber qué tan productivo es? A continuación, revisaremos algunos de los pilares del Índice de Competitividad Global 2018 –desarrollado por el World Economic Forum (WEF)- considerados vitales para el desarrollo de la productividad en el Perú.

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Competitividad del Perú 2018. Elaborado por Bruno Calderón latierraesflat

En el gráfico de arriba se compara al Perú con algunos vecinos sudamericanos, respecto a seis factores –incluidos en el Índice de Competitividad Global- que promueven la productividad. Mientras los países estén más desarrollados en cada uno de los factores mencionados se verá un hexágono perfecto; de lo contrario, mientras menos desarrollados estén sus factores, estarán más pegados al centro del gráfico. Sobre esa base, se puede ver que el país que más ha desarrollado los factores de productividad es Chile y, en el caso peruano, el único factor desarrollado ha sido la estabilidad macroeconómica.

Instituciones

Según el Índice de Competitividad Global 2018, de 140 países, Perú se encuentra en la posición 90 en Instituciones, siendo 1 la mejor posición y 140 la peor; es decir nos encontramos en el tercer cuartil, más abajo de la mitad de la tabla. Colombia nos gana por un puesto (89), Brasil está en el 72, Argentina 81, y Chile ocupa el ventajoso puesto 32. ¿A qué se debe la diferencia entre Perú y Chile en este componente? En este pilar, se puede observar que mientras Chile ocupa el lugar 25 en “Incidencia de corrupción” y el 45 en “Desempeño del sector público”; Perú se encuentra en la ubicación 80 y 99 respectivamente. Es decir, tenemos una mala gestión en el desempeño del sector público, que es el encargado de brindar: la ejecución correcta de las normas establecidas y el debido proceso, un control administrativo eficiente, la seguridad que la población necesita, así como el manejo ético y honesto de las funciones del Estado. Por tanto, la ineficiencia institucional que tenemos, más bien, lo que genera es la corrupción; y lo podemos observar por ejemplo en dos casos actuales: Odebrecht, habiendo corrompido funcionarios en el sector ejecutivo; así como el caso de los “cuellos blancos”, pervirtiendo al sistema judicial y logrando un controvertido “apoyo” en el legislativo. La institucionalidad es un pilar fundamental para brindar la estabilidad y la certidumbre que todos los actores nacionales como externos (en el caso de la inversión) necesitan para apostar por el Perú; de lo contrario, no sólo se afecta las políticas públicas, sino también, la economía.

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Según el ranking mundial de corrupción, desarrollado por Transparencia Internacional, Perú se encuentra en el puesto 105 de 180 países, su posición más baja en los últimos seis años.

Infraestructura

Una de las maneras de percibir el desarrollo que puede tener un país es a través de sus carreteras. Según el Ministerio de Transportes peruano, el país tendría aproximadamente 165,000 km de carreteras al 2016, mientras que Colombia tenía aprox. 206,500 y México unos 398 mil km al 2017.  Es decir, Colombia tendría 25% más de carreteras que Perú y México más del 100%. También podríamos comparar, los aeropuertos con pistas pavimentadas de más de tres mil metros, teniendo el Perú 5 (2017), mientras que Venezuela tiene 6 y Bolivia tiene también 5. Es decir, estamos casi a la par con países que no han apostado por la apertura de mercados como lo ha hecho Perú.

Según el último Índice de Competitividad, estamos en la posición 85, por debajo de países como Ecuador, y de ex repúblicas soviéticas como Georgia y Moldavia. Chile está en el 41, mientras México en 49. Es decir, en infraestructura estamos por debajo de la mitad de Chile. Perú es uno de los países que más ha crecido en los últimos años en la región; por tanto, el problema de falta de infraestructura no es el dinero, sino la falta de capacidad para ejecutar obras públicas.

Entonces, aquí también nos encontramos ante un problema institucional; los gobiernos regionales y distritales no han tenido la eficiencia necesaria para ejecutar las obras que necesitaban sus localidades, e incluso –muchas veces- las obras que se han realizado han sido de mala calidad, debido algunas veces a la falta de capacidad de sus funcionarios, y seguro que muchas veces, a la corrupción.

Por otro lado, cabe anotar que la inversión en infraestructura, además de aumentar el crecimiento de los países –a través del PBI- también contribuye a generar mayor productividad en el sector empresarial, al brindar mayor calidad de servicios, como lo es el caso del transporte y las telecomunicaciones.

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El diario Infobae, en una edición de 2013, comparó cuanto cuesta un kilómetro de carretera en algunos países de Europa vs el costo en países de Latinoamérica, costando en esta última 7 veces más. Los proyectos latinoamericanos son, muchas veces, más complejos geográficamente, pero sería bueno revisar si ello merece la diferencia registrada.

Estabilidad macroeconómica

Posterior a la caída del expresidente Fujimori, en cuanto a economía, Perú ha tenido dos grandes fases. La primera de 2002 a 2013, en que Perú tuvo un crecimiento promedio de 6%; y una segunda fase que va del 2014 hasta la actualidad, en el que ha venido creciendo a un promedio de 3%. Hay que anotar que el buen crecimiento económico, de la primera fase, se debió a un contexto externo favorable, como el gran crecimiento económico mundial y el boom de las materias primas; pero también a un buen comportamiento de la macroeconomía peruana, como el control de la inflación, el tipo de cambio y una prudente política fiscal. Esta buena conducta económica anterior, ha permitido saber sobrellevar la crisis económica internacional que se ha vivido y a pesar de todo, mantener un crecimiento pequeño pero positivo en comparación de muchas economías vecinas.

Este desempeño ha llevado a que Perú, según el Índice 2018 de la WEF, ocupe el primer lugar, junto a otras 31 economías como Chile o Australia, en Estabilidad Macroeconómica, siendo el principal pilar de competitividad que tiene el Perú.

Otra medida que favorecería el crecimiento económico sería ampliar la base tributaria, buscando estrategias para que más empresas y personas se formalicen y contribuyan con el pago de impuestos. Según el INEI, 75% de las empresas en el Perú son informales y sólo el 25% son formales. Asimismo, el 73% del empleo en el país es informal, habiendo sólo un 27% de trabajadores que tiene un empleo formal y que paga impuestos.

El crecimiento económico necesita contar con la confianza empresarial para su desarrollo y empoderamiento; sin embargo, la incertidumbre política que vive el país no contribuye a la seguridad que necesitan las empresas para invertir, por tanto, la inversión interna y extranjera se ven afectadas.

Perú ha sido considerado la estrella del crecimiento en América Latina debido a su buen desempeño económico; sin embargo, en los últimos años su economía ha crecido en menor proporción y pasa una serie de incertidumbres en el ámbito político que podrían afectar su economía.

Habilidades y Educación

No se puede pensar en crecimiento, competitividad y productividad sin haber apostado primero en la educación. Así lo han entendido todos los países desarrollados y emergentes en proceso de desarrollo. Es por ello, que el capital humano se convierte en primordial para el progreso de un país. La educación se da a través de las aulas y de la práctica. Al respecto, el World Economic Forum coloca al Perú en el puesto 83, por debajo de países como Líbano, Venezuela y Tayikistán. Sin embargo, ese no es nuestro peor promedio. Por ejemplo, en “Facilidad para encontrar empleados calificados” y en “habilidades de la fuerza laboral” estamos en posición 106; es decir, en el último cuartil. Las empresas no encontrarían empleados calificados, ni con las habilidades necesarias para desarrollarse laboralmente.

Perú habrá podido mejorar en número de colegios y tasa de escolaridad secundaria, pero la calidad de la enseñanza es muy deficiente. Es por eso, que en la última prueba internacional PISA 2015, que mide el rendimiento de los escolares en matemáticas, letras y ciencias, estamos en la ubicación 64 de 70 países. Los estudiantes deberían mejorar no solamente las materias duras como matemática, química y física; sino también las habilidades blandas que les permita ser más competitivos laboralmente. Por ello, no solamente es importante saber el porcentaje de niños y adolescentes que están yendo a la escuela; sino también, saber si están aprendiendo.

Un tema adicional para reforzar la educación, es saber si el sector privado, así como el público, está adecuando su oferta educacional a la necesidad de las empresas en el Perú, para generar futuros profesionales con oportunidades de trabajo y no solamente profesionales con cartón y diplomas, pero sin mayores posibilidades laborales.

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Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Perú invierte sólo el 3.7% de su PBI (2016) en la educación, siendo uno de los países de menor inversión en Latinoamérica.

Eficiencia – Dinamismo empresarial

Para el Reporte de la WEF, el dinamismo y eficiencia empresarial se da por 4 pilares: el mercado de productos, mercado laboral, sistema financiero y tamaño de mercado. Aquí se mide las oportunidades que tienen las empresas para desenvolverse en el mercado. La apertura comercial se considera esencial para el crecimiento de un país; en ese sentido Perú se ha abierto al mundo y se ubica en posición 14, por encima de países como Finlandia, Luxemburgo y Canadá. La apertura permite el ingreso de empresas de cualquier país, haciendo que el sector empresarial deba ser más competitivo para salir adelante. El tamaño de mercado para las empresas peruanas ha crecido con la firma de los distintos acuerdos comerciales, haciendo que algunas firmas puedan aprovechar la posibilidad de trabajar bajo economías de escala, cuanto más produces, tu unidad se abarata. Aquí nuevamente se necesitaría reforzar la formalización para que más empresas tengan posibilidades. Perú está en puesto 49.

La apertura de mercado y la formalización, también traerán el cierre de muchas empresas que no sean competitivas, debiendo aparecer nuevas que sean más productivas y que estén en los sectores en los que la industria peruana tenga más fortalezas y oportunidades. Por su parte la formalización, también traerá mayor competitividad. Actualmente, de cada 10 empresas en Perú 7 son informales, lo que limita sus capacidades de competencia. Uno de los principales motivos para que las empresas no opten por la formalización es porque no ven mayores beneficios en ella y, más bien lo ven como un gasto, antes que como una inversión. Actualmente, el sueldo mínimo peruano es de $279, Brasil está en $271, mientras Colombia está en $265; sin embargo, la crítica de muchos empresarios no es por el sueldo mínimo, sino por los costos no salariales que encarecen mucho más el contratar formalmente a un empleado.

La población se queja que los sueldos mínimos son muy bajos; sin embargo, las empresas peruanas manifiestan que el problema es que los costos no salariales son muy altos, lo que desalienta la formalización laboral.

Innovación

Uno de los factores fundamentales para lograr la competitividad de un país es la innovación. Este pilar no sólo consiste en crear nuevos productos y servicios; sino también, nuevas tecnologías y procesos.

Según el Índice de Competitividad Global, en los componentes de innovación, Perú se encuentra en la posición 93. Respecto a algunos indicadores que se miden en este pilar, podemos observar en el cuadro de abajo, donde comparamos a Perú con cuatro países sudamericanos, que en “cultura emprendedora” Chile y Colombia nos han sacado ventaja y apoyan mejor el emprendimiento, lo mismo pasa en “crecimiento de empresas innovadoras”, demostrando que en estos países hay un mejor ambiente para innovar. Respecto a “colaboración universidad-industria en I+D”, Perú es superado por Colombia, Chile e incluso Ecuador, siendo parte del último cuartil.

“Gastos en investigación y desarrollo” es un problema mayor para el Perú; según el cuadro presentado, Perú está por debajo de Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador. Según las Naciones Unidas (2016), Perú gasta en investigación y desarrollo 0.12 del % de su PBI, mientras Corea del Sur gasta 4.23, Finlandia 2.75, Brasil 1.27 y Cuba 0.35. Perú gasta igual que Venezuela. Este desinterés por la investigación, desarrollo y tecnología, también se aprecia en el Ranking Global de Innovación 2019 efectuado por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual de la ONU, donde se aprecia que en el indicador “diseños industriales de origen” estamos en el puesto 100 y en “difusión del conocimiento” en 119 de 129 países.

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Los números reflejan una preocupante realidad del Perú respecto a la innovación. En el cuadro se observa los puestos que han ocupado 5 países sudamericanos en indicadores de innovación según el Indice de Competitividad Global 2018. En gasto en I&D Perú está por debajo de sus vecinos. Cuadro elaborado por Bruno Calderón latierraesflat

El objetivo de optimizar la competitividad es que el crecimiento del Perú no dependa sólo de que al sistema económico mundial le vaya bien o de que las materias primas que producimos aumenten de precio, porque ello sería sólo un efecto coyuntural y una falsa ilusión; sino, que se  establezca  las bases adecuadas, como impulsar la institucionalidad, educación, infraestructura, el estado de derecho, la formalidad y la innovación, para que sean los motores de desarrollo que el país necesita para su progreso continuo rumbo al bicentenario.

 

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